Tres veces al
amanecer
Trad: Xavier González Rovira
Editorial Anagrama
Barcelona, 2013
Al llegar a la
página 161 de la edición
española de Anagrama del año 2012 de Mr
Gwyn, de A. Baricco, podremos leer:
“…
-¿Te acuerdas de
qué libro es?, preguntó.
-Sí, se titula Tres veces al amanecer. Un buen libro.
Breve.”
Un poco más
adelante sabremos que el pretendido autor de ese libro es un hindú llamado
Akash Narayan.
Aquel libro,
inventado en la trama de Mr Gwyn, lo
escribió Baricco más tarde. Y es éste que aquí comento y que comienza con la
siguiente dedicatoria: A Catalina de
Médicis y al maestro de Camden Town. El lector no sabrá que Catalina de Médicis es
una bombilla que parece una lágrima escapada de una araña de luces y el maestro
de Camden Town su fabricante, a no ser que haya leído Mr Gwyn. Ni cómo dicha dedicatoria llevará a Rebecca (uno de los
personajes de Mr Gwyn) a
descubrimientos y constatación de sospechas importantes que no
revelé al comentar Mr Gwyn ni
revelaré ahora. Al leer este libro Rebecca comenta: “Tres veces al amanecer estaba dividida en tres partes y la primera
era muy parecida a uno de los retratos de Jasper Gwyn”. Efectivamente. Eso es
básicamente el relato. O los relatos, pues de tres se trata aunque sean
variaciones sobre un mismo tema que, fácilmente conjugadas e interpretadas,
constituyen una sola historia. Magistral. El “más difícil todavía” circense
parece ser uno de los lemas de este autor italiano que no deja de sorprendernos
una vez tras otra a lo largo de sus narraciones. Y sin truco, sin “trampa ni
cartón”. Una baraja formada por tres sencillos elementos, una mujer, un hombre,
el escenario de un hotel, diferentes edades y circunstancias. Y la magia del
oficio, el humor y el sentido poético. Aunque la verdad es que el taumaturgo,
sin poder traicionar su condición, se guarda una carta en la manga. Desliza, al
iniciar Tres veces al amanecer, una
pequeña mentira por omisión: “En la última novela que escribí -dice Baricco-, Mr Gwyn, se alude, en un momento dado, a
un breve libro escrito por un angloindio, Akash Narayan, titulado Tres veces al amanecer. Se trata
naturalmente de un libro imaginario…”. Es verdad. Pero no es toda la verdad. Si
desvelase toda la verdad, el novelista se cargaría una de las sorpresas más
sabrosas. Así que, con ese escamoteo, que algunos escritores puristas
calificarían de deshonesto o, al menos, de poco ortodoxo, desaparece en una
nube fugaz que explota en el escenario dando paso a la acción que surge entre
su bruma. Una acción que, si bien puede abordarse por sí sola e independientemente
de su matriz, Mr Gwyn, como ya
advierte Baricco al introducir el libro, también es cierto que adquiere matices y brillos diferentes al conjugarse con la novela que fue su
origen, a la que a su vez aporta insólitas luces.
La primera historia
narra el encuentro de un hombre de edad madura con una mujer que “Ya no era muy
joven, pero esto le sentaba bien, como sucede a veces a las mujeres que no han
tenido nunca dudas sobre su belleza”. Tras su final, pasmoso e imprevisto, la
segunda historia trata de una descarada y tal vez dulce e indefensa adolescente
y un portero de noche, de edad provecta y existencia triste y desgraciada, que la
ayuda a escapar de un joven maltratador y violento. En la tercera, y última,
una mujer policía de cincuenta y seis años lleva a un niño de trece, que acaba
de sufrir una terrible tragedia, desde el mismo sórdido hotel de los otros
relatos hasta una casa al lado del mar. En las tres ocasiones la acción
trascurre al amanecer y los personajes son los mismos personajes, sólo que
sometidos a diferentes posibilidades. Multiplicidad y unidad se confunden y el
tiempo juega a distorsionarse mientras Baricco ahonda, como siempre, belleza y
arte mediantes, en distintos aspectos de la condición humana: estulticia, sabiduría,
desgracia, soledad, amor, solidaridad, cobardía, valor…
¿Es necesario leer previamente Mr. Gwyn para entender éste?
ResponderEliminarNo es necesario. Pero las lecturas de ambos libros se enriquecen mutuamente.
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