Este blog, dedicado al comentario y la crítica de libros, quiere ser tanto un pequeño aporte en el desarrollo de la afición a la lectura como una especie de foro en el que las visitas intercambien opiniones entre sí y con el blogger acerca de las obras expuestas.

sábado, 17 de junio de 2023

EL CRÁNEO DE BALBOA, de Rafael R. Costa

 













El cráneo de Balboa

Rafael R. Costa

AmazonEncore

Luxembourg, 2017

"El craneo de Balboa", interesante e intensa novela de aventuras que atrapa la atención del lector desde el principio al final, incluye todos los elementos que el género exige, acción, intriga, persecuciones, historias de amor, elementos exóticos y mágicos, todos ellos enhebrados en una prosa que conjuga equilibradamente las vertientes poética y narrativa.

Las magníficas descripciones ambientales, ya del Madrid de principios del siglo XX como de la vida en los barcos de pasajeros de entonces, ya de la selva panameña y la construcción del canal como del transcurrir cotidiano de los indígenas y de sus costumbres y creencias o de la atmósfera de las ciudades selváticas con sus tugurios y también locales y hoteles de lujo, revelan una minuciosa documentación y permiten al autor trasladarnos a los espacios que la trama requiere.

En esta última no entraré mucho para no incurrir en lo que hoy, usando, como está de moda, un anglicismo, han dado en llamar spoiler; es decir, desvelamiento del desenlace. Pero sí diré que este último no está exento de sorpresas, tras un desarrollo que podría enmarcarse dentro de la tradicional estructura del relato de Propp, que el formalista ruso aplicase a los cuentos de hadas pero en la que encajan perfectamente desde la Odisea a la mayoría de las grandes obras narrativas de la historia. Un estado inicial de felicidad y esperanza, un quebrantamiento de la norma tras el que el agonista tiene que partir para buscar el remedio a las consecuencias; viajes, pruebas, socorros, todo ello actuado por un héroe rodeado de agresores, auxiliares, antagonistas, donantes…

Un aspecto a destacar especialmente en la novela de Rafael Rodríguez Costa, como ya he hecho notar, es la ambientación. Cuando Leonardo Prado Sandoval pasea por el Madrid de principios del siglo veinte, el lector se ve inmerso casi sin darse cuenta en aquella ciudad del rey Alfonso XIII y el anarquista Mateo Morral, en las fastuosas fiestas de la llamada buena sociedad y en las multitudes populares que se agolpaban a sus puertas para admirarlas. Cuando Raimundo Delgado luche dentro de la selva panameña por conservar su vida y, a veces, salvar la de otros, el que lee estará entre lianas y nubes de mosquitos portadores de la malaria, inmerso en una sinfonía de monos aulladores y gritos de pájaros exóticos, perdido en intrincados laberintos, atormentado por el calor insoportable y por la lluvia y fascinado por la belleza de la jungla mesoamericana.

Lo racional y lo irracional, lo científico y lo mágico, se mezclan, procurando una imagen verdaderamente realista del mundo, así como de la vida, que se nos muestra en sus distintos contrastes: violencia y amor, heroísmo y traición, éxtasis y fracasos…

Los personajes, trazados con mano experta más a través de sus acciones que de maneras más explícitas, son de una prodigiosa verosimilitud, absolutamente humanos y muy alejados de las exageraciones y estereotipos a los que puede fácilmente resbalarse el autor en narraciones de este tipo. No estamos ante un cuento de buenos y malos. Y, aunque naturalmente, unos despiertan más las simpatías y otros las antipatías del lector, todos tienen, en mayor o menos medida, sus luces y sus sombras. Pero, sobre todo, están bien modelados y adecuados a su contexto, son creíbles. Desde María Eugenia, primer amor del protagonista en la historia y exponente de los primeros feminismos, que ya se manifestaban en la época, pasando por Francisco Pizarro, verdadero Sancho Panza del quijotesco protagonista, tan alejado de este en la escala social y, como el escudero de La Mancha, tan leal, noble y pragmático, hasta los antagonistas, el celoso y avieso Doctor Maverick o el detective Apolonio Garcés, contrapunto humorístico y que roza lo ridículo hasta Ava Hibbard, segundo y verdadero amor de Leonardo (de la que no podemos decir nada más porque destriparíamos la trama, haríamos spoiler, pues. Todos los personajes, en fin, que desfilan ante nosotros a lo largo de la novela: los trabajadores del Canal, la cofradía de los doctores, los indios chocoes y su chamán jaibana, los masones y su ceremonia de iniciación…

Todo ello, perfectamente dibujado y dosificado, da como fruto una aportación invaluable no sólo al género de aventuras sino a las llamadas novelas de iniciación, entre las que constituye un notabilísimo ejemplo.


miércoles, 5 de abril de 2023

REFRITOS TEATRALES, de Gallud Jardiel, Enrique


REFRITOS TEATRALES

Enrique Gallud Jardiel

Ápeiron Ediciones

Madrid, 2023

En su libro “Refritos teatrales” Enrique Gallud Jardiel resume y versiona con gran acierto diecinueve textos dramáticos de la literatura universal, unos más conocidos, como “La malquerida”, de Jacinto Benavente, “Otelo”, de Shakespeare, “Un marido de ida y vuelta”, de Jardiel Poncela, “Un enemigo del pueblo”, de Ibsen o “La barca sin pescador”, de Alejandro Casona y otros menos, así “Don Manolito”, de Luis Fernández de Sevilla y Anselmo C. Carreño o “El asombro de Damasco”, de Antonio Paso y Joaquín Abati. En el abordaje de esta tarea utiliza el recurso, ya usado en otros libros suyos, de alternar la prosa con el verso, lo que, para empezar, además de imprimirle su sello personal colabora con la amenidad de la lectura. Por otra parte, puedo asegurar que el leyente se lo pasará muy bien con ese peculiar sentido del humor tan bien aplicado por Gallud a la literatura seria, con su inteligente uso de equívocos, juegos de palabras, distorsiones, actualizaciones cómicas, anacronismos o hipérboles que, sobre conseguir mantener la sonrisa y la atención, nos arranca periódicamente francas carcajadas… Una compilación que resulta, en definitiva, muy entretenida y un adecuado primer acercamiento a las obras teatrales que en ella se tocan o, en caso de ya conocerlas, un sabroso recuerdo humorístico de estas. 


 

lunes, 14 de noviembre de 2022

LA INTERPRETADORA DE SUEÑOS, de Rafael R. Costa

 














LA INTERPRETADORA DE SUEÑOS

Rafael R. Costa

Espasa Libros

Barcelona, 2014

 Rafael R. Costa es un novelista de raza que con descripciones que rozan el lenguaje poético (no en vano el autor cultiva también este género) y diálogos bien equilibrados nos conduce en esta ocasión en “La interpretadora de sueños” por las aventuras de Georginas, una joven madre viuda que busca una solución a su vida y recuperar la herencia paterna de su hijo en el conflictivo mundo de los preludios y comienzos de la segunda guerra mundial.  Los nazis están a punto de invadir Checoslovaquia. El relato arranca con la protagonista dirigiéndose a una cita en medio de una ciudad de Praga repleta de escenas casi surrealistas y simbólicas cuya descripción va introduciendo al lector en el ambiente de la narración. De golpe, casi interrumpiendo la densa exposición de cerca de quince páginas repleta de detalles, se nos revela un dato inesperado. La identidad de la persona con la que la mujer va a encontrarse. Una frase (“Ese hombre era Franz Kafka”) consigue engancharnos, por si ya no lo estábamos, definitivamente a la historia. Será un recurso que Rafael R. Costa utilizará a lo largo de toda la trama, introduciendo en ella como personajes a figuras de la cultura de la época conocidas por todos, así como los Freud, padre e hija, un joven Hemingway que inicia sus primeros pasos, un Scott Fitzgerald un tanto sinvergüenza o el famoso mago Houdini, así como siniestros personajes del nazismo, Himmler, Goebbels o el mismísimo Hitler. El periplo de Georginas, lleno de peripecias propicias y nefastas, transcurre entre Praga y Estados Unidos, lugar en el que decide convertirse en interpretadora de sueños, actividad que le reportará sustanciosas ganancias y la colocará en una situación próspera y que le permitirá conectar y alternar con lo más adinerado de la sociedad. Sucesos sorprendentes, uno tras otro, van funcionando como jalones que impulsan al lector a seguir leyendo y acrecientan su interés conforme el relato transcurre. El regreso de Georginas a una Europa entrando ya en las garras de los nazis, contra la opinión de su hijo y de sus amigos, dará comienzo a la parte más dramática de la novela, entre temporadas con la resistencia judía y otras en campos de concentración en las que seremos testigos de escenas realmente crueles y espeluznantes. El tramo último constituye, a mi modo de ver, el más intrigante y el final no es, en absoluto, el que podría esperarse; totalmente sorprendente, no lo destriparé, por supuesto, no haré spoiler, como se dice ahora.

Una novela que, desarrollándose entre la magia y el drama con un correctísimo sentido del ritmo, un impecable dominio del arte narrativo, una estructura perfectamente construida y asequible, sin por ello ser monótona, un léxico rico sin caer en el barroquismo y una indudable documentación histórica, resulta excelente no sólo en la totalidad de la narración sino también en lo que se ha dado en llamar calidad textual o de párrafo. Quiero decir que, abierto el libro al azar por cualquiera de sus páginas, su lectura atraerá inmediatamente al buen lector de literatura.

Obra, en fin, que anota a Rafael R. Costa como uno de los mejores novelistas onubenses, si no el mejor, y de este país.

Absolutamente recomendable.


viernes, 11 de noviembre de 2022

EL LIBRO INCOMPLETO DE LOS LOCOS, de Enrique Gallud Jardiel

 













EL LIBRO INCOMPLETO DE LOS LOCOS

Enrique Gallud Jardiel

Ápeiron Ediciones

2022

Siempre he estado convencido de que el género humorístico. injustamente considerado menor, es el más difícil y meritorio  en literatura. Entre mis primeras lecturas estuvieron Guareschi, Woodhouse o el antepasado del escritor de este "El libro incompleto de los locos". Es relativamente fácil emocionar, conmover estéticamente e incluso hacer llorar al lector. Basta con un poco de sensibilidad, algo de técnica que se adquiere con tiempo, lecturas y no demasiado esfuerzo. Y no plantearse mucho la discutible utilidad de despertar estas pasiones tan poco constructivas en nuestros semejantes. Para hacer reír y desvelar los aspectos cómicos de la existencia hay que poseer cualidades especiales. Como resulta que la vida no suele experimentarse como algo precisamente cómico, hay que tener mucho ingenio, imaginación, inventiva. Y, sobre todo, hay que tener lo que nuestros padres y abuelos denominaban con esa ya desusada expresión latina, vis cómica. Todo esto, sumado a una extensa cultura, lo posee en abundancia el autor del libro que aquí comento. Enrique Gallud Jardiel, nieto del genial Enrique Jardiel Poncela, miembro de la conocida como "La otra generación del 27", junto a Mihura, Edgar Neville, Tono o Gómez de la Serna, ha heredado sobradamente de su abuelo, actualizándolas para la época actual, todas esas cualidades a las que aludo más arriba.

Alternando la prosa y el verso, el autor nos conduce en esta obra por las vidas de una serie de personajes, Ivan IV de Rusia, Mesalina, Nerón, Jack el destripador, Wagner, Kafka, Calígula, El Marqués de Sade, etc, que, aparte de haberse hecho famosos por sus aportaciones a la humanidad, o las barrabasadas perpetradas contra la misma, en cada una de sus diferentes actividades o en paralelo a ellas, desde las matemáticas o la física a la filosofía o la literatura, pasando por el arte o la política, han trascendido a la Historia por su reputación de orates. A unos, los trata con amabilidad, incluso con ternura. A otros, merecidamente, con una acidez que se queda corta como castigo comparada con lo que tendrían que haber recibido en vida.

Mezclando hechos históricos con exageraciones o distorsiones impregnadas de ironía, Enrique Gallud nos propone la lectura de un texto escrito en un lenguaje sencillo (el más complejo de conseguir), sin pretensiones retóricas que pudiesen liar al receptor y en una clave humorística crítica que atiza a diestro y siniestro (entiéndase esto también en sus posibles acepciones éticas e ideológicas), que asegura la sonrisa, al mismo tiempo que ilustra divirtiendo, e incluso la franca carcajada, como, es sólo un ejemplo, en el capítulo dedicado a Nicola Tesla, inteligente juego de palabras y equívocos que a mí, literalmente, me ha hecho llorar de risa.

Una breve obra que no defraudará a nadie y que nos adentra, sin tendenciosidades, en una visión cómica de esta serie de polémicos personajes como sólo los grandes maestros del humor saben hacerlo.


martes, 28 de septiembre de 2021

EL HOMBRE QUE YA NO TENÍA NADA QUE HACER, de Peter Bichsel

EL HOMBRE QUE YA NO TENÍA NADA QUE HACER
Peter Bichsel
Traducción: José A. Santiago Tagle
Ilustraciones y cubierta: Alfonso Ruano
Ediciones SM
Madrid, 1992

Leí este libro por primera vez cuando tenía veintiún años, allá por 1973, pero bajo el título de “Cosa de niños”, más cercano al original alemán “Kindergeschichten”, que significa algo así como “Historias de niños”. Con posterioridad, lo he visto publicado un par de veces más al menos, llamado de distintas maneras; una, esta que presento aquí y otra, en la que se le denominó “Una mesa es una mesa”, ambas toman el nombre del tomo de alguno de los cuentos que lo integran. Todas las ediciones están conformadas por los mismos siete relatos, unos relatos en los que el juego con los conceptos, con el lenguaje, y la subversión de la idea consuetudinaria de la realidad, son la clave de un originalísimo humor que destila una filosofía inductora de un asombro muy parecido al de la infancia que se sumerge en el mundo por primera vez con una sensibilidad virgen.

¿Qué dirían de un hombre que quiere comprobar que la tierra es realmente redonda caminando siempre en línea recta hasta encontrarse nuevamente en el mismo lugar del que ha partido? ¿O de otro que decide cambiarle el nombre a todas las cosas y llamar a la mesa, vaso, al vaso caballo, al caballo, planeta…? ¿Y si resultara que América, en realidad, no existe? ¿Qué pensarían de un inventor que inventa cosas que ya están inventadas? ¿Puede alguien llegar a no querer saber nada y olvidarlo todo voluntariamente? De semejantes supuestos parte Peter Bichsel y desde ellos va construyendo delirantes historias que no dejarán de maravillarnos, asombrarnos, hacernos reír y hacernos pensar.

Es una de esas obras que (como, por ejemplo, “El Principito”) están consideradas infantiles y que no lo  son en modo alguno.  Aunque, naturalmente, puede ser leída por un niño, su profundidad y la inteligencia de su humor, la sitúan en el  territorio de un público  lector más universal.

Si, por alguna razón, la vida llegase a implicarme en algún “donoso escrutinio” similar al que hacen el cura y el barbero en la librería del Quijote, sin duda alguna que, de encontrarse en los anaqueles, este del que aquí he hablado sería uno de los libros que salvaría.




martes, 14 de septiembre de 2021

Chiquillos, de William Saroyan

Chiquillos
William Saroyan
Traducción: Luis Landínez
Ediciones G.P.
Barcelona 1959

Narrados con humor y ternura en un lenguaje sencillo, los relatos que componen este libro reflejan los recuerdos de un inmigrante armenio en la Norteamérica de la Gran Depresión, que incluyen la añoranza de la tierra natal y el orgullo por su cultura y también la solidaridad ante forasteros en circunstancias parecidas, como en “Los mejicanos”, lo que los hace estar muy de actualidad.

No tienen tramas complejas ni alambicadas, ni sorpresa final. Son como las anécdotas del día a día que se cuentan entre sí los amigos, muy próximos a determinado minimalismo, en cierta tradición americana en la que podríamos incluir los cuentos de Carver, con el que, por supuesto, y a pesar de la crítica social que emana de sus textos, no comparte la amargura ni el escepticismo, sino que, dentro de esta línea de un realismo expresado en un lenguaje desnudo, sabe encontrar la poesía de lo cotidiano.

Saroyan destila un hondo humanismo; se conmueve, y nos hace conmovernos, ante humildes detalles, ante las pequeñas tragedias de sus personajes. Ante el albañil que enluce feliz una pared mientras traba amistad con unos niños y ante el pobre Sam, que morirá a los dieciséis años y que lloraba siempre aunque la gente creía que se estaba riendo. Y sonríe y se sorprende y se conmueve con Elmer, empeñado (para perplejidad de todos) en celebrar un campeonato de ascensoristas para demostrar que es el mejor de esa profesión.

A través de la vida de una galería de personajes, novelescos aunque comunes, explora la naturaleza humana y refleja el pensamiento simple de la gente de la calle mientras expone, entrelíneas, una profunda filosofía, ya vitalista, ya trascendente.

Es una lástima en esta vieja edición la traducción no del todo buena y la gran cantidad de erratas propias de algunas colecciones populares de la época. Y, aunque el lector avispado puede subsanarlo en un ejercicio de lectura crítica, no estaría mal que algún editor se animase a volver a publicar esta obra en español.


sábado, 11 de septiembre de 2021

EL CANTO XXV, de Ricardo Bada

 


EL CANTO XXV
Ricardo Bada
Editorial Aurora Boreal
Copenhague, 2018

 

Como ya hiciera James Joyce en su archiconocido (no sé si tan leído) “Ulises”, Ricardo Bada recrea en esta nouvelle la obra homérica. Pero, muy al contrario del indudablemente meritorio y más pesadísimo irlandés, el igualmente magnífico –que no plúmbeo- onubense ubicado en Colonia, lo hace en una clave de humor (a la que no faltan algunas pinceladas dramáticas) que no cesará de arrancar sonrisas al lector en su periplo por el texto y de divertirlo con las peripecias y reflexiones de los odiseicos personajes constituidos por una pandilla de jóvenes de Huelva que hacen del espacio entre esta y Punta Umbría sobre todo, su Mediterráneo particular.

A caballo entre la década de los cincuenta y los sesenta del siglo XX, eran aún esos lugares lo suficientemente novelescos como para no desmerecer de la narración de un Homero (el que narra, Dick) que parte de la ciudad de los cabezos hacia aquel, junto al mar, mar de dunas, chozas de marineros y casas más o menos coloniales que constituía el ya entonces pueblo turístico y de pescadores, para abordar unas aventuras en las que “Héctor es Héctor, Verónica es Andrómaca, Luigi es Ulises, Marilena es Helena, Wendy es Menelao…”. Y Narcisa es Nausicaa. Guadalupe queda en la capital tricotando un suéter para Luigi mientras le guarda la ausencia como buena Penélope hasta que, informada de sus veleidades, deja de guardársela.

En guateques que acaban como batallas campales, confidencias y cotilleos que serpentean entre amores e infidelidades, visitas a tabernas en las que un Polifemo borracho y exaltado llora con desgarrada queja la pérdida de sus atributos viriles durante su estancia en la Legión Francesa, arribos a prostíbulos delirantes, islas de Circe situadas en medio de nocturnos arenales (“La casa de Marta La Potenta, bloque de sombra magnética en el corazón de la noche, era un chalé de los primeros tiempos de Punta Umbría como balneario. Arquitectura inglesa…”), naufragios, rescates y folletinescas adopciones, se desarrollan estas andanzas de iniciación que, más que de una forma heroica, culminan de la burguesa manera que corresponde a sus agonistas.

Con el estilo irónico que lo caracteriza, el autor construye un texto en el que la mezcla de abundantes referencias a su fuente clásica y a otros autores (Blake, Machado, Steinbeck…) y  el uso de extravagantes onubensismos de etimología inglesa (espiritati, chipichanga…), que trufan el discurso eruditamente esnob de los dramatis personae, consigue un efecto cómico de farsa entreverado de inquietudes existencialistas que reflejan las que empaparon la generación del escritor, de la que este hace, con cariño y ternura evidentes, una crítica basada en las contradicciones de aquella.