Este blog, dedicado al comentario y la crítica de libros, quiere ser tanto un pequeño aporte en el desarrollo de la afición a la lectura como una especie de foro en el que las visitas intercambien opiniones entre sí y con el blogger acerca de las obras expuestas.
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viernes, 17 de enero de 2014

Las fuerzas del mal, de A.J. Cronin


Las Fuerzas del Mal
Ediciones Selectas
Buenos Aires, 1959

La traducción del título de la novela de Archibald Joseph Cronin que comento hoy no es la que figura aquí. Los responsables de esta edición, con bastantes errores de otra naturaleza que el lector puede subsanar sin que eso deje de causarle un considerable malestar estético, tendrían la ocurrencia de bautizarla de esa forma con toda seguridad basándose en el contenido y posiblemente por parecerles más comercial que la transliteración de su verdadero nombre, “The Northern Light”, que podría ser “La Luz del Norte”. No me parece una licencia aceptable, si bien en el cine ha sido usada y abusada desde siempre, pues sería lo mismo que si en Inglaterra les diese por publicar “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” bajo el título de “The Mad Knight”.
No he encontrado, no obstante, ninguna otra edición traducida. Al menos, desde los años setenta para acá. En el ISBN no figura. Supongo que debe de estar en las “Obras Completas”. Y, tal vez, con el título original en español.
“Las Fuerzas del Mal” o “La Luz del Norte”, nombre este último también del periódico cuyo propietario y director es el protagonista del relato, Henry Page, narra su lucha, para conservar la vida  y la integridad de su diario, contra otros rotativos poderosos que intentan apropiárselo o destruirlo por motivos puramente comerciales y con métodos tramposos y deshonestos que consiguen desencadenar una tragedia final.
A.J. Cronin desarrolla la historia, con un texto ameno y fácil de leer como acostumbra, en una pequeña ciudad provinciana británica. Época: los años cincuenta del siglo veinte, en un momento en el que Inglaterra está aún muy debilitada por la segunda guerra mundial. En este ambiente de crisis económica, en el que suelen destacar la rapacidad y la ambición financiera, le llega un día a Henry Page una oferta de Somerville, dueño de “La Gaceta” y de algunas otras importantes publicaciones más de tirada nacional, para comprarle “La Luz del Norte”. Page se queda perplejo ante la propuesta. ¿Para qué querrá un potentado como Somerville un pequeño periódico provinciano? La respuesta a esta pregunta la sabemos pronto. Pero Henry se niega a vender. Ese rotativo es una institución en su ciudad, ha pertenecido a su familia durante muchas generaciones y, aunque sobrevive sólo decorosamente y da estrictamente para vivir a sus empleados y a él, el periodismo es su vida y, sobre todo, se enorgullece de la línea editorial de “La Luz…”, concebido como servicio público de información y ajeno a todo oportunismo y amarillismo, tendencias estas últimas muy alejadas de la ética del protagonista, que predominan en otras publicaciones, como “La Gaceta”, con objetivos puramente comerciales.
A partir del rechazo de la oferta por parte de Page, dos enviados de Somerville inician una guerra contra “La Luz del Norte”, inaugurando un nuevo periódico en la ciudad, el “Chronicle”, y utilizando toda serie de tretas que van mucho más allá de la mercadotecnia para invadir la esfera personal y privada de Henry Page hasta extremos dramáticos.
Paralela a la línea argumental principal discurre la historia profundamente humana de David, hijo de Henry, y de su esposa Cora, historia paralela destinada a colisionar finalmente con la trama central en un desenlace trágico, como ya he dicho.
El magnífico dibujo que el autor traza de los distintos personajes colabora no poco a introducirnos en la atmósfera del relato. Todos ellos están muy bien definidos, a través de breves descripciones, de sus diálogos y de sus actos. En algunos, como Leonard Nye, la caricatura, la exageración de los rasgos, es llevada al extremo para mostrarnos su natural innoble, que el narrador se explica, aunque no justifica, al contarnos la vida de aquel.
Muy buena novela. Recomendable. Sí. Pero, como apunto arriba, no existen ediciones recientes; por lo que quien quiera leerla ha de recurrir a las siempre fascinantes librerías de viejo, a una biblioteca pública o a alguna versión digitalizada en internet. Yo no la he encontrado tampoco ahí.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Las aventuras de un maletín negro, de A. J. Cronin


Las aventuras de un maletín negro
Ediciones Modernas
¿México? 194…

Igual que señalé que la portada del libro comentado anteriormente es magnífica, puedo  decir que la de esta edición de “Las aventuras de un maletín negro” es una de las más horrorosas que he visto nunca. Además de que no tiene nada que ver con el texto que presenta. El personaje central no vive absolutamente ninguna aventura amorosa a lo largo de todo el texto. Sólo durante algunas páginas del comienzo tiene un pequeño flirteo con una mujer mucho mayor que él, ligue que acaba rápidamente y de una forma chusca. La única explicación que tiene el motivo de la cubierta es la comercial. Y, teniendo en cuenta la época y tipo de la publicación, esto sería un buen punto de partida para indagar en algunos aspectos sociológicos de la lectura literaria.
De A. J. Cronin sólo había leído “La ruta del doctor Shannon” en mi adolescencia. Y, aunque recuerdo que me gustó, probablemente no habría vuelto a leer nada de este autor de no ser por mi afición a las librerías de viejo. Lo tenía completamente olvidado. Fue casual que el otro día me topase con este ejemplar en una pequeña librería de lance de la Avenida Madero, al lado de Las Tarascas, en Morelia (México).
Muchos discutirían la pertenencia de esta obra al género de la novela. Pues se trata de dieciséis relatos hilvanados por la presencia en todos ellos de Hyslop Finlay y por su transcurso en Levenford, pequeño pueblo escocés. Un médico joven, el susodicho Finlay, llega a esa localidad para ejercer como auxiliar del doctor Cameron. A lo largo de cerca de doscientas páginas vamos asistiendo a una serie de historias expuestas en una secuencia lineal que comienza con el debut del personaje central en una traqueotomía de urgencia practicada en condiciones miserables y casi heroicas a un niño enfermo de difteria y acaba con el ocultamiento de un asesinato que, dadas las circunstancias en las que sucede, el lector no dudará en justificar. La lectura es ágil, amena, a ratos emotiva y también humorística. La exposición de la psicología y la dimensión moral de los personajes es casi impecable, teniendo en cuenta, claro, el contexto. Y a pesar de algún que otro fallo narrativo, no sé si debido a la traducción, que el resultado final hace pasar por alto, la novela es muy aconsejable. Eso sí, en otra edición (aclaración esta innecesaria, por otro lado, toda vez que encontrar esta supongo que resultará muy difícil), pues la presente ha de ser leída necesariamente entrelineas, lo que conlleva una inevitable merma de la experiencia estética.