El hombre de la arena y otros cuentos
Editorial Magisterio Español, S.A.
Madrid, 1972
Aunque el movimiento romántico fue
un importantísimo punto de inflexión en la historia de la literatura y muchas
de sus obras influencia definitiva y fructífero semillero para las letras
posteriores, su producción ha envejecido mal. Efectivamente, mientras que el
lector actual sigue disfrutando de literatura de épocas anteriores, como el
Romancero, Quevedo o Garcilaso, sin grandes impedimentos, muchos textos
narrativos, poéticos, teatrales, de aquella tendencia que acompañó al Mal du siècle se nos caen de las manos
debido a un estilo que resulta artificioso y cursi para el gusto de hoy.
Es lo que, en gran medida, ocurre
con el libro que comentamos en esta entrada. Traducidos por primera vez, total
o parcialmente, al español por Carmen Bravo Villasante para esta edición de
1972, los siete cuentos que integran el volumen no carecen, en absoluto, de
interés, siempre que hagamos el esfuerzo de intentar situarnos en el contexto
en el que fueron creados para poder, así, tener una perspectiva ecuánime una
vez poseamos una cierta visión de los distintos valores que impregnaban la
sociedad en la que le tocó escribir a Hoffmann.
Ninguno de los relatos conseguirá
despertar la más mínima inquietud (y mucho menos sentimientos de terror o
angustia) en el lector de nuestro tiempo, lo que es perfectamente explicable si
se tiene en cuenta que, si hay un subgénero que caduque con toda seguridad
(llegando muchas veces a provocar más risa que miedo), ese es el género de
horror.
Obviado esto, no hay que olvidar
que las obras literarias de calidad, si bien pierden con el paso del tiempo
algunas de sus virtualidades, pueden conservar determinadas virtudes debidas a
la maestría de su creador, virtudes que no están a merced del transcurrir de
los años y las modas. Son estos los rasgos que las convierten en clásicos y las
hacen merecedoras de seguir siendo publicadas y leídas.
Tendremos, sin embargo, insisto,
que enfundarnos en levitas o mirar el mundo a través de los ojos de una frágil
damisela que se sonroja ante la más ingenua expresión amorosa o se desvanece
por sólo oír nombrar a un hipotético fantasma, acompañados de seres arteros y
malvados, los antagonistas que luchan por hacer el mal, para entrar en el
universo que Hoffmann nos propone en estos cuentos.
“El hombre de la arena”, relato que
abre el libro, arranca con un personaje que a la gente de cierta edad no dejará
de recordarle otros ya tradicionales e inmersos en el ideario colectivo: el hombre del saco,
los
mantequeros, etc. Pronto, como suele ser habitual en este autor, deriva
sutilmente hacia parámetros más positivistas, más “realistas”, sin abandonar
por eso sus dosis de cursilería romántica pero dotando al terror de una
dimensión psicológica más moderna, que otros autores, como Kafka, se encargarán
de hacer avanzar sin llegar aún a la otra vuelta de tuerca magistral que nos
ofrece, por ejemplo, Borges en narraciones en las que lo fantástico, teñido a
veces de un terror que puede llegar a enfermarte, se nos hacen presentes
arrojando el reto de su difícil superación. Un ejemplo del genial autor
argentino: “Tigres azules”.
Siguen a este primer cuento otros
seis, de extensión variable pero todos ellos centrados en apariciones
espectrales, vampirismo que más parece necrofagia, algún folletín entreverado
de inquietantes sospechas pecaminosas y, aún más, sacrílegas, una narración
larga cuyo título, “Datura fastuosa”, planta llamada también “Trompeta del
diablo”, constituye una complicada metáfora que implica un cierto conocimiento
de esta especie vegetal y sus propiedades para ser entendida, y que ataca y
critica duramente la orden de los jesuitas y un cuento final, “La curación”,
muy corto y quizá el más flojo.
En todos los textos están presentes
el terror, la fantasía, a veces el anticlericalismo y/o una dura crítica a las
convenciones morales y sociales de la época, junto a historias y sentimientos
de amor, más o menos puro o perverso.
Un buen libro, éste o cualquiera de
las compilaciones de sus cuentos hoy día ya suficientemente publicadas en
español, para empezar a conocer a un E.T.A. Hoffmann diferente al autor de la
historia de Cascanueces que dio lugar al famoso ballet de Tchaikovsky.
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