Este blog, dedicado al comentario y la crítica de libros, quiere ser tanto un pequeño aporte en el desarrollo de la afición a la lectura como una especie de foro en el que las visitas intercambien opiniones entre sí y con el blogger acerca de las obras expuestas.
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viernes, 8 de agosto de 2014

Sueños olvidados y otros relatos, de Stefan Zweig


Sueños olvidados y otros relatos
Selección y traducción: Genoveva Dieterich
Alba Editorial
Barcelona, 2011

“Sueños olvidados y otros relatos” es una compilación de narraciones del escritor austriaco Stefan Zweig, seleccionadas y traducidas por Genoveva Dieterich. Como resulta que el volumen carece de introducción, prólogo o cualquier clase de explicación, no se puede saber el criterio que Genoveva ha utilizado para elegir estos textos y no otros. Algunos entran en la categoría del cuento, mientras que un par de ellos pueden considerarse novelas cortas. El libro tiene, en total, una extensión de 324 páginas. Lo conforman los siguientes siete títulos: “Sueños olvidados”, “La estrella sobre el bosque”, “Historia en la penumbra”, “Angustia”, “La colección invisible”, “Confusión de los sentimientos” y “Mendel, el de los libros”. Exceptuando el último, todos ellos tienen un ramalazo de misoginia, más sutil en unos casos, menos en otros. Y casi todos, menos “La colección invisible” y otra vez el último, “Mendel el de los libros”, son historias de amor y/o desamor.
“Sueños olvidados”, el primero y más breve de todos estos relatos, trata de una mujer que, entre casarse por amor o por dinero, elige lo segundo.
En “La estrella sobre el bosque” un camarero de hotel ama en silencio a una de las huéspedes, mujer de clase alta que lo ignora, a él y a sus sentimientos. Involuntariamente, la dama acaba convirtiéndose en la causa del suicidio del empleado.
“Historia en la penumbra” de ambiente misterioso y poético, narra la peripecia de un adolescente que, noche tras noche, en las sombras de un jardín, va enamorándose de una mujer que le oculta su identidad y juega con él hasta llegar a ser una obsesión que está a punto de costarle la vida. Este episodio lo convertirá, el resto de su existencia, en un ser introvertido, misógino y solitario.
En “Angustia”, que, como “Confusión de los sentimientos”, puede considerarse una novela corta, la misoginia resalta sobre todos los demás por la forma en la que, tanto el narrador como el marido de la protagonista, la tratan. El primero la presenta como una criatura frívola, estúpida y cobarde. Lo que hace el marido no lo diré porque forma parte de la intriga y constituye una sorpresa para el lector, a quien, naturalmente, no quiero arruinarle la lectura. Sí adelantaré que el final, el final, final, el último párrafo, hará indignarse, por lo machista, a muchas mujeres, especialmente a las que comparten el ideario feminista.
“La colección invisible” es un hermoso relato en una línea muy parecida al último. Un anticuario. Una época de crisis económica. Un coleccionista de valiosos grabados antiguos que se ha quedado ciego. Y dos mujeres que… Pero no puedo decir nada más porque destriparía el cuento.
“Confusión de los sentimientos”: un profesor de literatura enamorado en secreto de un alumno, en un tiempo en el que la homosexualidad constituía un estigma terrible. La esposa del profesor, que no es mala ni buena sino todo lo contrario. Y un final inevitablemente triste, como, sin duda, se consideraría lo correcto en aquel tipo de sociedad del año 1927.
Y, al final, “Mendel, el de los libros”, que nos recuerda vagamente a “Funes el memorioso”, de Borges. La historia de un librero sin librería que ejerce su profesión en la mesa de un bar y que sabe al detalle todos los datos de todos los libros publicados.
La prosa de Stefan Zweig es, como siempre, sencilla, de alta calidad y planteamientos interesantes, tanto en su obra narrativa de ficción, que alcanza a veces notables cotas emocionales, recuérdese “Carta de una desconocida”, como en sus trabajos biográficos. Escritor cuya lectura ha de tenerse en cuenta. Acometerla, sin embargo, requiere desprenderse de prejuicios aunque también sea necesario adoptar una cierta actitud crítica que separe la paja del trigo.

lunes, 13 de enero de 2014

Dostoiewski, de Stefan Zweig


Dostoiewski
Trad: José Fernández
Editorial Juventud
Barcelona, 1983

A pesar de que habitualmente se incluya en el género biográfico, este libro sobre el novelista ruso no es una biografía. Apenas en su tercer capítulo, llamado “La tragedia de su vida”, esboza el autor unos trazos sobre la peripecia vital de Dostoievski. El resto es más bien una psicografía y una poética que Zweig desarrolla a través de la obra de aquel sin detenerse nunca en un análisis literario al uso. En vez de eso, el ensayo, de estilo literario y que se zambulle de lleno en entonaciones dudosamente poéticas y con frecuencia grandilocuentes hasta enfadar, habla y habla y habla, casi sin dar respiro y panegíricamente, del alma atormentada, ambivalente y mística del narrador eslavo, cuestión en la que se recrea y se reitera hasta la náusea. Es al menos paradójico que fuese el mismo Zweig el que dijera las siguientes palabras: “Me irrita toda facundia, todo lo difuso y vagamente exaltado, lo ambiguo, lo innecesariamente morboso de una novela, de una biografía, de una exposición intelectual”.
El librito, dejando aparte su naturaleza plúmbea y que lo escrito en doscientas veinte páginas se habría podido escribir en cinco, tiene sus aspectos y sus momentos interesantes. No es necesario conocer la obra de Dostoievski para entenderlo. Y lo mismo se puede leer como una introducción que abra el apetito de aquella, función que sin duda cumple, como un comentario a las novelas, una vez leídas, que nos aporta otra visión de ellas, inteligente por supuesto aunque bastante pesada y desmedidamente entusiasta. 
En no pocas ocasiones el discurso contiene reflexiones que son válidas por sí mismas, al margen de que se estén refiriendo o no a Dostoievski: “…el egoísmo se convierte en omnihumanidad; se rompe la soledad, el retraimiento, que era sólo orgullo, y con humildad infinita y abrasado amor, el corazón del hombre nuevo abraza en cada prójimo al hermano, al hombre puro. De este hombre último, purificado, se han borrado todas las distinciones y la conciencia social de clase: desnudo como el hombre del Paraíso, su alma no conoce la vergüenza, el orgullo, el odio ni el desprecio. Criminales y prostitutas, asesinos y santos, borrachos y príncipes: todos se hablan y comunican como hermanos en la entraña más honda y verdadera de su ser, todos funden y confunden, corazón con corazón, alma con alma”.