Las
Fuerzas del Mal
Trad: Dr.
León Mirlas
Ediciones
Selectas
Buenos
Aires, 1959
La
traducción del título de la novela de Archibald Joseph Cronin que comento hoy
no es la que figura aquí. Los responsables de esta edición, con bastantes
errores de otra naturaleza que el lector puede subsanar sin que eso deje de
causarle un considerable malestar estético, tendrían la ocurrencia de
bautizarla de esa forma con toda seguridad basándose en el contenido y
posiblemente por parecerles más comercial que la transliteración de su
verdadero nombre, “The Northern Light”, que podría ser “La Luz del Norte”. No me
parece una licencia aceptable, si bien en el cine ha sido usada y abusada desde
siempre, pues sería lo mismo que si en Inglaterra les diese por publicar “El
Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” bajo el título de “The Mad Knight”.
No he
encontrado, no obstante, ninguna otra edición traducida. Al menos, desde los
años setenta para acá. En el ISBN no figura. Supongo que debe de estar en las “Obras
Completas”. Y, tal vez, con el título original en español.
“Las
Fuerzas del Mal” o “La Luz del Norte”, nombre este último también del periódico
cuyo propietario y director es el protagonista del relato, Henry Page, narra su
lucha, para conservar la vida y la
integridad de su diario, contra otros rotativos poderosos que intentan
apropiárselo o destruirlo por motivos puramente comerciales y con métodos
tramposos y deshonestos que consiguen desencadenar una tragedia final.
A.J.
Cronin desarrolla la historia, con un texto ameno y fácil de leer como acostumbra, en una pequeña ciudad
provinciana británica. Época: los años cincuenta del siglo
veinte, en un momento en el que Inglaterra está aún muy debilitada por la
segunda guerra mundial. En este ambiente de crisis económica, en el que suelen destacar la rapacidad y la ambición financiera, le llega un día a Henry Page
una oferta de Somerville, dueño de “La Gaceta” y de algunas otras importantes
publicaciones más de tirada nacional, para comprarle “La Luz del Norte”. Page
se queda perplejo ante la propuesta. ¿Para qué querrá un potentado como
Somerville un pequeño periódico provinciano? La respuesta a esta pregunta la
sabemos pronto. Pero Henry se niega a vender. Ese rotativo es una institución
en su ciudad, ha pertenecido a su familia durante muchas generaciones y, aunque
sobrevive sólo decorosamente y da estrictamente para vivir a sus empleados y a
él, el periodismo es su vida y, sobre todo, se enorgullece de la línea
editorial de “La Luz…”, concebido como servicio público de información y ajeno
a todo oportunismo y amarillismo, tendencias estas últimas muy alejadas de la
ética del protagonista, que predominan en otras publicaciones, como “La Gaceta”,
con objetivos puramente comerciales.
A
partir del rechazo de la oferta por parte de Page, dos enviados de Somerville inician
una guerra contra “La Luz del Norte”, inaugurando un nuevo periódico en la
ciudad, el “Chronicle”, y utilizando toda serie de tretas que van mucho más
allá de la mercadotecnia para invadir la esfera personal y privada de Henry
Page hasta extremos dramáticos.
Paralela
a la línea argumental principal discurre la historia profundamente humana de
David, hijo de Henry, y de su esposa Cora, historia paralela destinada a colisionar
finalmente con la trama central en un desenlace trágico, como ya he dicho.
El
magnífico dibujo que el autor traza de los distintos personajes colabora no
poco a introducirnos en la atmósfera del relato. Todos ellos están muy bien
definidos, a través de breves descripciones, de sus diálogos y de sus actos. En
algunos, como Leonard Nye, la caricatura, la exageración de los rasgos, es
llevada al extremo para mostrarnos su natural innoble, que el narrador se explica, aunque no justifica, al contarnos la vida de aquel.
Muy
buena novela. Recomendable. Sí. Pero, como apunto arriba, no existen ediciones
recientes; por lo que quien quiera leerla ha de recurrir a las siempre
fascinantes librerías de viejo, a una biblioteca pública o a alguna versión
digitalizada en internet. Yo no la he encontrado tampoco ahí.
Yo lo leí en mis años de juventud por que lo encontré en el librero de mis padres justo la edición que esta en la foto.
ResponderEliminarmuy bueno el comentario
ResponderEliminaryo lo leí en mis '20 y me tuvo unos días en vilo
ResponderEliminarmuy recomendable