Este blog, dedicado al comentario y la crítica de libros, quiere ser tanto un pequeño aporte en el desarrollo de la afición a la lectura como una especie de foro en el que las visitas intercambien opiniones entre sí y con el blogger acerca de las obras expuestas.

jueves, 26 de mayo de 2016

Una investigación filosófica, de Philip Kerr


Una investigación filosófica
Trad: Mauricio Bach
Editorial Anagrama
Barcelona, 2015

Philip Kerr construye una parodia de la ya paródica obra de Thomas de Quincey “El asesinato considerado como una de las Bellas Artes” al filo de la lógica de Wittgenstein, que se esfuerza en dar fundamento a los crímenes sin motivo o “tipo Hollywood”, como los denominan esos polis británicos del año 2013, aunque ya pasado, futurista porque la novela está publicada en 1992. Que el futuro profetizado no acierte mucho en su profecía, en cuanto a ambiente, tipo de sociedad, etc, es lo de menos. El relato es entretenido y los diversos referentes culturales utilizados en el desarrollo de la trama y la elaboración del contexto, son barajados hábilmente y, de paso, el autor juega a depositar en la mente del lector, al igual que sucede en la humorística obra de De Quincey aludida, deletéreas ambigüedades éticas culminadas por una simpática guinda: ¿Dónde se ha visto que una inteligentísima y guapísima inspectora jefe (de un feminismo de raíces freudianas) se enamore del, igualmente inteligentísimo, asesino? Enclitofilia muy peculiar (toda vez que se manifiesta en una policía) que se produce paulatinamente a lo largo del enfrentamiento dialéctico (y como consecuencia de éste) con el homicida que le supone a Jake, la inspectora, su persecución.
La altura intelectual de los personajes, desde el criminal en serie (el principal, porque hay dos), pasando por alguna de las víctimas que tenemos ocasión de conocer, un asesor filosófico (sic) de Scotland Yard, hasta un poli chino genio de la informática o la misma inspectora Jakowicz, no es lo más común en las novelas del género policíaco. Y eso le da otro sesgo que contribuye a su originalidad. Además, las constantes alusiones a temas filosóficos y literarios obligan a quien quiera hacer una lectura rica del texto a conocer a los autores que se mencionan, Wittgenstein, Bertrand Russell, Platón, etc y lo fundamental de su obra. Aunque no es imprescindible, el nivel de lectura será diferente sin noticia de todo esto.
Una buena novela para un fin de semana nublado y depresivo. Incluye postrera concesión al sentimentalismo que puede ser una buena coartada para llorar por nuestra depresión culpando del llanto a la lectura: “Jake esperó a que retirasen las cámaras de televisión antes de acercarse para ver en la pantalla del cajón lo que estaba tecleando el técnico. Era el epitafio de Esterhazy. Reconoció los versos de La tierra baldía, los que seguían a la aparición de la chica de los jacintos.

Tus brazos llenos y tu pelo mojado, no podía
hablar y me fallaban los ojos, no estaba ni
vivo ni muerto, ni sabía nada,
mirando en el corazón de la luz, el silencio.
Oed’ und leer das Meer.

Jake se secó una lágrima, recogió el jacinto y salió a la luz del sol”.

Y, finalmente, una auténtica sorpresa en un brevísimo colofón de seis líneas en la última página, que va contra toda lógica porque no puede haber sido escrito por quien ha sido escrito y dota al relato de una dimensión mística y epifánica, la misma que ha tardado en ser descubierta en la obra de Wittgenstein y en la que algunos, quedándose en la superficie, aún no han reparado.

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