Este blog, dedicado al comentario y la crítica de libros, quiere ser tanto un pequeño aporte en el desarrollo de la afición a la lectura como una especie de foro en el que las visitas intercambien opiniones entre sí y con el blogger acerca de las obras expuestas.

martes, 31 de diciembre de 2013

El Tercer Reich, de Roberto Bolaño


El Tercer Reich
Editorial Anagrama
Barcelona, 2010

No conozco nada de Roberto Bolaño, excepto esta novela y algún que otro poema. Como no es procedente que se juzgue todo lo que ha hecho un escritor solamente por uno de sus libros, evidentemente no diré nada del resto de su obra, de la que tampoco leeré nada por el momento porque “El Tercer Reich” no me ha convencido. Es una historieta perfectamente resumible en un par de párrafos a los que no habría nada que añadir. Un joven alemán llega con su novia a pasar las vacaciones a un pueblo de la costa mediterránea española. Ahí se reencontrará con una mujer mayor que él con la que tendrá un conato de romance que acabará en nada. Junto a su novia, conoce en el pueblo a unos cuantos personajes sin consistencia que ofrecen una patética imagen del prototipo celtíbero. Udo, el protagonista, es más que aficionado a los juegos de estrategia militar, que vertebran gratuitamente el relato. Otro alemán, amigo ocasional de la pareja, muere al adentrarse imprudentemente con una tabla de windsurfing en el mar. ¿Y qué más? Casi nada. Un relato con bastantes fallos narrativos, desde el punto de vista formal. Y nada más, nada más. Podría ser entretenido a ratos, no más que “Spanish Show”, de Julio Manegat, a la que tanto recuerda en la ambientación. Hay que tener en cuenta, claro, que es una novela publicada póstumamente. Y que, tal vez, el autor no tuvo ocasión de corregirla. Por eso, tendré que darle otra oportunidad. Trataré de leer otras cosas suyas. Pero más adelante.

martes, 24 de diciembre de 2013

Primer amor, de Iván Turguénev


Primer amor
Traducción: Alcaén Sánchez Sancha
Alianza Editorial
Madrid, 2007

“Primer amor” es la historia a ratos soporífera de lo que advierte sin traición su título. Y de lo que es considerado como una traición por su protagonista adolescente. Y de los devaneos de una mujercita tonta disfrazada de princesa venida a menos. Todo ello adobado en una cursilería insufrible que sólo se podría digerir, supongo, en el ambiente postromántico en el que se produce esta novela breve. El oficio de su autor la salva de ser un absoluto pestiño. Y determinados trucos narrativos, como un leve guiño al lector mediado el texto, en el que se le sugiere muy suavemente el final, impulsándolo a seguir para ratificar su sospecha. Las descripciones de la burguesía y de una nobleza en consumada decadencia pueden resultar aceptablemente interesantes. Pero de la profundización en la psicología de los personajes de la que hablan las críticas que he leído, nada de nada. En ese aspecto, la narración es tosca, burda y llena de tópicos. En resumen, totalmente prescindible.

viernes, 20 de diciembre de 2013

El recurso del método, de Alejo Carpentier


El recurso del método
Siglo XXI Editores
México, D.F. 1974

No es esta una lectura ligera. Como ocurre siempre al enfrentarse a textos complejos (y “El recurso del método” lo es, tanto por su léxico como por su sintaxis, por sus planteamientos narrativos y por sus referencias contextuales) tendrá tal vez quien se adentre en esta novela que vencer ciertas resistencias iniciales que, por otra parte, merece la pena superar. Carpentier es un autor alambicado (recuérdese “Concierto barroco” o “El siglo de las luces”) que guarda una impagable recompensa estética a los que pagan el precio del esfuerzo que supone penetrar su obra.
Aunque el relato transcurre por el asunto de las dictaduras hispanoamericanas, no lo hace en ningún país ni época concreta. El lugar puede ser muchos lugares y el tiempo puede ser muchos tiempos. Se trata de un fresco sintético que, basándose en una realidad histórica, construye una ficción muchos de cuyos elementos, siendo rigurosamente ciertos, parecen sacados de un mundo surreal.
El protagonista, el Primer Magistrado, a ratos chusco y a ratos terrible y cruel, cínico otras veces o de una sentimentalidad ridícula y vacía, constituye un retrato amargamente sarcástico del estereotipo del tirano. Otros personajes importantes, como el Doctor Peralta, la Mayorala u Ofelia, contribuyen a darle relieve y situarlo. Otros muchos secundarios, antagonistas tal El Estudiante o el Doctor Luis Leoncio Martínez o cómplices como el Coronel Hoffmann, trazan el mural, la sinfonía llena de referencias (que si parecen anacrónicas no lo son puesto que no puede haber anacronía donde no hay un eje temporal definido) y de contrapuntos de un claro sabor musical al que contribuye el cambio frecuente y heterodoxo no sólo de punto de vista narrativo sino de narrador, sin pausa ni previo aviso.
Es, en suma, “El recurso del método” una selva textual cuya enredada madeja nos guía por la peripecia de un dictador a caballo entre París, ciudad en la que se da la gran vida, y algún sitio de la América Latina al que tiene que regresar periódicamente obligado por algún pronunciamiento militar o conato revolucionario que trata de apearlo del poder, acontecimiento cíclico teñido de comicidad por los berrinches del mandatario.
Una magnífica novela en la que no faltan intriga, suspense y sorpresa, presentes en episodios que no desvelaré al hipotético futuro lector.


lunes, 2 de diciembre de 2013

La luna y seis peniques, de W. Somerset Maugham


La luna y seis peniques
Trad: J. Romero de Tejeda
Editorial Época
México, 1976

La lectura de este libro, sobre volver a ponernos en contacto con el siempre magnífico autor de “El filo de la navaja”, tiene el plus de ser una novela (más que una biografía novelada)  basada en la fascinante vida del pintor francés Paul Gauguin. Qué elementos sean reales y cuáles no resulta indiferente si nuestro interés se centra en el narrador inglés. Con mimbres tomados del artista plástico postimpresionista, del París de fines del siglo XIX, de las islas de los Mares del Sur (a dónde tuvo ocasión de viajar) y de su imaginación, Somerset Maugham teje esta novela que muy bien puede interesar prescindiendo de su trasfondo biográfico. Narra las fatigas y peripecias de un hombre que, ya pasados los cuarenta años, renuncia a una acomodada vida burguesa para lanzarse al incierto camino de la realización artística. El relato, conflicto existencial del hombre forzado a elegir entre realidad e ideal y enfrentado a todas las conveniencias sociales y al paradigma moral de su entorno, adoptando con frecuencia actitudes que no dejan de repugnar a cualquier persona sensata, incluyendo al mismo narrador, es lo suficientemente interesante por sí mismo, insisto. Pero, por momentos, el personaje se aleja del verdadero perfil del artista en el que se inspira. No ya porque el héroe del relato sea inglés y su modelo francés, que es lo de menos; ni porque la ruptura y el alejamiento del pintor real de su familia no fuesen tan radicales y definitivos como los de su trasunto literario, sino porque, por ejemplo, el Gauguin inculto y casi cerril que nos deja entrever Maugham no tiene nada que ver con la realidad, a la luz, sin ir más lejos, de la misma escritura del artista francés. Por tanto, si lo que busca el lector es informarse sobre la vida de Paul Gauguin (que, por cierto, no se llama así en la novela sino Carlos Strickland), no le vendrá mal esta obrita. Pero no será sino un complemento ameno de otras biografías con vocación de tales y, también, inexcusablemente, de los textos del mismo pintor, muchos de ellos recogidos en “Escritos de un salvaje” .