Voces
de la Vera
Editorial
Comba
Barcelona
2018
En “Voces de la Vera”
Juan Villa se mantiene en el tema característico de prácticamente toda su obra
narrativa, Doñana, que constituyendo en novelas como “Crónica de las arenas”,
“El año de Malandar” o “Los Almajos” primordialmente el espacio narrativo,
aunque este informe al resto del relato, pasa aquí a ser no sólo eso sino
también personaje que contiene en su seno a los otros personajes, a Manuel
Montero, a Monterito, al Tío Cardales, a Pepe Menegildo, a Nemesio el Pajarero, a
Tórtola Triana, al falangista Amaro Gruñeiro, al terrible Agustín el Rifeño,
rey de la playa, a Evaristo y su mujer hindú, a Pedro Rompejierro… quienes, a
través de sus historias, van contando la de su lugar. De manera que “Voces de
la Vera” no es sólo una colección de relatos, como podría parecer, sino que,
engarzados y situados dentro de un mismo tiempo narrativo, cuentan, entre
todos, la historia más reciente del espacio en el que se desarrollan.
Si bien, como en toda
novela, parte de ella es pura ficción, otra procede de lo que podríamos llamar
ya la tradición oral de la Vera, de la narración de sucedidos hecha por los
mismos protagonistas o por sus descendientes. Por eso, con todo lo que tiene de
legendario, este relato puede considerarse también como una aportación a la
historia contemporánea de Doñana, una historia cincelada desde la visión de sus
protagonistas y desde su lenguaje, magistralmente recogido por Villa, cuya
utilización del léxico (violo, nocle, luneo) y de los modismos y expresiones
utilizados en el sitio, contribuye a trasladar al lector al ambiente que
describe.
De lectura entretenida,
los episodios que nos sumergen en la peculiar geografía y naturaleza del coto,
como el inicial, alternan con los que tienen un intenso contenido poético, así “Los
gitanos: el equívoco rapto de Tórtola Triana” o “La mujer de Evaristo”, o con
los cómicos, “Los visitantes”, que llegan a ser desternillantes (“El NO-DO”) o
patéticos, en el sentido exacto de la palabra, como “¡Adios Paloma! El ocaso de
Juanelo, celebrado costero de La Vera”. Y, si bien los capítulos que
constituyen cronológicamente el final de la novela son los dos últimos, “La camioneta”
y “Epílogo”, el final simbólico yo lo situaría en “Los dos gamitos”, como
metáfora del hundimiento de un mundo, el mundo del Coto tradicional, el mundo de los Montero, del Tío Cardales, de Pepe Menegildo, que va dando paso a la modernidad representada por los biólogos o el turismo.
Escrita y resuelta con
el oficio propio del autor, “Voces de la Vera” es una novela muy
recomendable que, sobre procurarnos un rato de goce estético, nos introduce en
un grado más de conocimiento de la geografía física, la geografía humana y la
cultura del Coto de Doñana.
A resaltar
especialmente las magníficas ilustraciones del dibujante y catedrático de
Bellas Artes Daniel Bilbao.
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