Este blog, dedicado al comentario y la crítica de libros, quiere ser tanto un pequeño aporte en el desarrollo de la afición a la lectura como una especie de foro en el que las visitas intercambien opiniones entre sí y con el blogger acerca de las obras expuestas.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Fragmentos de Apocalipsis, de Gonzalo Torrente Ballester


Fragmentos de Apocalipsis
Alianza Editorial
Madrid, 1998

“Fragmentos de Apocalipsis” es la novela de una novela. O, bien, la novela que narra cómo se hace una novela. Pero es más que eso. Es un experimento en el que el autor se introduce en la novela sin dejar de presentarse como el autor e interactúa con sus personajes (lo que, sin decirlo, vienen a hacer todos los novelistas), personajes que, como aclara Torrente Ballester, no son sino palabras. Efectivamente, una novela es un texto. Y un texto no está formado por personajes de carne y hueso sino por palabras. Este aspecto de la obra, suficientemente comentado al principio, es subrayado muy explícitamente en el apéndice final.
El argumento, si es que tiene argumento, de “Fragmentos de Apocalipsis” es tan embrollado que intentar resumirlo constituye una labor ímproba que, por otra parte, no merece la pena. Da igual que en la novela aparezcan un grupo de anarquistas que se ocultan en la catedral con la protección del arzobispo, una profesora soviética que tiene amores con el autor, el Doctor Moriarty escapado de la obra de Conan Doyle, un rey vikingo que se dedica a fabricar muñecas eróticas o Felipe II con muletas insoportablemente aficionado a contar chistes malos. Da igual. Lo mismo se podría haber tratado de la historia de un tomate que está tranquilo en su mata. Lo interesante del texto es que es un metatexto. Interesante, sí, como experimento. Interesante sobre todo para aquellos que se pirran por el fenómeno literario, en su vertiente crítica o creativa. Pero un fracaso, que el mismo autor preconiza, como relato digamos que entretenido o intrigante. “Fragmentos de Apocalipsis” aburre. ¿Para qué vamos a engañarnos? Sorprende, sí, pero aburre hasta a las ovejas.
La razón por la que decidí acabarlo es que, después de leer “La Saga-Fuga de J.B.” me propuse tragarme la trilogía completa, compuesta por aquella, por esta y por esa otra novela última, “La isla de los jacintos cortados”. “Fragmentos…” guarda resonancias de la Saga-Fuga. Castroforte del Baralla allí es Villasanta de la Estrella aquí, ambos pueblos gallegos. En los dos libros el ambiente es surrealista y disparatado y también hay referencias a autores, en este caso muy especialmente a Don Miguel de Unamuno, que también incursionó en experiencias similares aunque más rudimentarias. Si Castroforte del Baralla acaba volando por los aires como un castillo sobre una roca de Magritte, Villasanta de la Estrella termina hecha fosfatina por los tañidos de una campana gigantesca.
Aunque haya por medio conflictos políticos, humor, extraños esoterismos, romances más o menos así o asá, erotismo más bien púdico, fantasía y disparates a más no poder, no aconsejo esta obra a quiénes abordan un libro para pasar un buen rato sino sólo a aquellos interesados, ya lo dije, en las técnicas literarias, en lo raro o lo suficientemente masoquistas, como yo, para embaularse tal ladrillo. Admirable, sí, pero ladrillo.