Trad: Pedro Darnell
Salvat Editores
Navarra, 1972.
En este libro, compilación de
pequeños relatos publicados previamente en la prensa diaria, el creador del
entrañable y desternillante Tartarín, se sitúa imaginariamente en un molino de
su querida Provenza para contar desde allí a los lectores historias que, a
veces, poco tienen que ver con aquel entorno. Porque, si bien es verdad que nos
conmoverá con narraciones allí ubicadas, como la de “La diligencia de Beaucaire”
y el desgraciado afilador, “El secreto de maese Cornille”, el pobre molinero
enloquecido, o “La Arlesiana” y su terrible tragedia, y nos arrancará sonrisas
con “La mula del Papa”, que esperó siete años para vengarse con una coz” o “El
elixir del reverendo padre Gaucher”, también es verdad que, de pronto, Daudet
se nos larga a África y a los recuerdos de sus vivencias allí, de un claro
regusto colonialista que no agradará mucho e incluso ofenderá, tal vez, a
determinadas sensibilidades (a las que aconsejo que se abstengan de esta
lectura).
Mas, cuestiones ideológicas y
políticas aparte, es justo dejar claro que la prosa de este escritor francés,
plena de oficio y rezumante de un sentido poético que no le impide el dibujo
naturalista de los entornos geográficos y humanos en que se mueve, figura, con
pleno derecho, entre las mejores.